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Mostrando entradas de agosto, 2021

EL ESPEJO CHINO

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“Había una vez un campesino chino, el cual iba a ir a la ciudad a vender la cosecha de arroz en la que él y su esposa habían estado trabajando. Su mujer le pidió que, aprovechando el viaje, no se olvidase de traerle un peine. El hombre llegó a la ciudad y una vez allí vendió la cosecha. Tras hacerlo, se encontró y reunió con varios compañeros y se pusieron a beber y a celebrar lo conseguido. Después de ello, y aún un poco desorientado, el campesino recordó que su esposa le había pedido que le trajera algo. Sin embargo no recordaba el qué, con lo que  acudió a una tienda y compró el producto que más le llamó la atención . Se trataba de un espejo, con el cual regresó a su hogar. Tras dárselo a su esposa, se marchó de nuevo a trabajar en el campo. La joven esposa se miró en el espejo, y repentinamente empezó a llorar . La madre de esta le preguntó el por qué de tal reacción, a lo que su hija le pasó el espejo y le respondió que la causa de sus lágrimas era que su marido había traído consi

EL SABIO Y EL ESCORPIO

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“Había una vez un sabio monje que paseaba junto a su discípulo en las orilla de un río. Durante su caminar,  vio como un escorpión había caído al agua y se estaba ahogando , y tomó la decisión de salvarlo sacándolo del agua. Pero una vez en su mano, el animal le picó. El dolor hizo que el monje soltara al escorpión, que volvió a caer al agua. El sabio volvió a intentar sacarlo, pero de nuevo el animal le picó provocando que le dejara caer. Ello ocurrió una tercera vez. El discípulo del monje, preocupado, le preguntó por qué continuaba haciéndolo si el animal siempre le picaba. El monje, sonriendo, le respondió que la naturaleza del escorpión es la de picar, mientras que la de él no era otra que la de ayudar. Dicho esto el monje tomó una hoja y, con su ayuda, consiguió sacar al escorpión del agua y salvarlo sin sufrir su picadura. “ FIN

EL FANTASMA PROVECHOSO

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“Había una vez un caballero que poseía una casa muy muy vieja, construida aprovechando los restos de un antiguo monasterio. El caballero decidió que quería derruirla, pero sin embargo consideraba dicha tarea implicaría demasiado esfuerzo y dinero, y empezó a pensar en alguna manera de lograr hacerlo sin que le supusiera a él ningún costo. El hombre decidió entonces crear y empezar a difundir  el rumor de que la casa estaba encantada y habitada por un fantasma . Elaboró también con sábanas un traje o disfraz blanco, junto a un artefacto explosivo que generara una llamarada y dejara tras de sí olor a azufre. Tras contar el rumor a varias personas, entre ellas algunos incrédulos, les convenció de que acudieran a su casa. Allí activó el ingenio, provocando que los vecinos se asustaran y creyeren que el rumor era cierto. Poco a poco más y más gente iría viendo a dicho ente espectral, y el rumor fue creciendo y extendiéndose entre los lugareños. Tras ello, el caballero extendió también el ru

EL CIERVO ESCONDIO

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“Había una vez un leñador de Cheng que encontró un ciervo en un campo, al cual mató y posteriormente enterró con hojas y ramas para evitar que otros descubrieran la pieza. Pero al poco tiempo, el leñador se olvidó del lugar donde había ocultado el animal y   llegó a creer que en realidad todo el asunto había sido un sueño . Poco después empezaría a contar su supuesto sueño, a lo que uno de los que lo escuchó reaccionó intentando buscar el ciervo. Tras encontrarlo, se lo llevó a su casa y le comentó a su mujer la situación, la cual le indicó que tal vez sería él quien había soñado la conversación con el leñador, pese a que al haber encontrado el animal el sueño sería real. A esto, su esposo contestó que independientemente de si el sueño fuera suyo o del leñador, no había necesidad de saberlo. Pero esa misma noche el leñador que cazó al animal soñó (este vez de verdad) con el lugar donde había escondido el cadáver y con la persona que lo había encontrado. Por la mañana fue a casa del des

LOS SEIS SABIOS CIEGOS Y EL ELEFANTE

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“En una ocasión había seis ancianos sabios que no gozaban del don de la vista, siendo ciegos y empleando el sentido del tacto para experimentar y conocer las diferentes realidades, seres y objetos del mundo.   Ninguno de estos sabios había visto jamás un elefante , y tras conocer que su rey disponía de uno le solicitaron con humildad poder conocerlo. El monarca decidió concederles su petición y los llevó ante el paquidermo, permitiendo que los ancianos se acercaran y lo tocaran. Los sabios se aproximaron al animal y, uno por uno, tocaron al elefante con el fin de saber cómo era dicho ser. El primero le tocó un colmillo, y consideró que el elefante era liso y agudo cual lanza. El segundo sabio se aproximó y tocó la cola del elefante, respondiendo que en realidad era más bien como una cuerda. El tercero entraría en contacto con la trompa, refiriendo que el animal se parecía más a una serpiente. El cuarto indicaría que los demás debían estar errando, ya que tras tocar la rodilla del elefa

LA MARIPOSA BLANCA

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“Había una vez en Japón un anciano cuyo nombre era el de Takahama, y que vivía desde su juventud en una pequeña casa que él mismo  había construido junto a un cementerio, en lo alto de una colina . Era un hombre amado y respetado por su amabilidad y generosidad, pero los lugareños a menudo se preguntaban porqué vivía en soledad al lado del cementerio y por qué nunca se había casado. Un día el anciano enfermó de gravedad, estando cercana ya su muerte, y su cuñada y su sobrino fueron a cuidarle en sus últimos momentos y le aseguraron que estarían junto a él todo lo que necesitara. Especialmente su sobrino, quien no se separaba del anciano. Un día, en que la ventana de la habitación estaba abierta,  se coló una pequeña mariposa blanca en el interior . El joven intentó espantarla en varias ocasiones, pero la mariposa siempre volvía al interior, y finalmente, cansado, la dejó revolotear al lado del anciano. Tras largo rato, la mariposa abandonó la habitación y el joven, curioso por su compo

EL SAPITO Y LA LUNA

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Al amanecer, un pequeño sap o que acababa de nacer escuchó hablar de la belleza de la luna. Muy decidido salió en su busca. — Voy buscando a la luna ,  — dijo primero a una culebra que tomaba el sol placenteramente. — ¿Sabes si voy por buen camino? La culebra pensó por un momento tragarlo de un bocado; pero, le hizo tanta gracia su inocencia que le respondió: — Vas por buen camino, sigue adelante y con el paso del tiempo la encontrarás. El sapito muy animado reanudó su camino feliz. — Estoy buscando a la luna,  — dijo más tarde a un águila. — ¿Sabes si voy por buen camino? El águila pensó por un momento tragarlo de un solo bocado ; pero, le hizo tanta gracia su inocencia que le respondió: — Sigue tu camino tranquilo, con un poco más tiempo la encontrarás. Ella te saldrá a buscar. Y así fue preguntando a todos los animales que iba encontrando por el camino hasta que empezó a anochecer. — Voy buscando a la luna,  — dijo a un búho que estaba en la rama de un  árbol — ¿Sabes si voy por bue

HACE FRÍO

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  El invierno es un viejito que tiene una barba blanca, llena de escarcha que le cuelga hasta el suelo. Donde camina deja un rastro de hielo que va tapando todo. A veces trae más frío que de costumbre , como cuando sucedió esta historia: Hacía tanto, pero tanto frío, que los árboles parecían arbolitos de Navidad adornados con algodón.  En uno de esos árboles vivían los Ardilla con sus cinco hijitos. Papá y mamá habían juntado muchas ramitas suaves, plumas y hojas para armar un nido calientito para sus bebés, que nacerían en invierno. Además,  habían guardado tanta comida  que podían pasar la temporada de frío como a ellos les gustaba: durmiendo abrazaditos hasta que llegara la primavera. Un día, la nieve caía en suaves copos que parecían maripositas blancas danzando a la vez que se amontonaban sobre las ramas de los árboles y sobre el piso, y todo el bosque parecía un gran cucurucho de helado de crema en medio del silencio y la paz. ¡Brrrmmm! Y entonces, un horrible ruido despertó a lo

EL VOLCÁN ENFADADO

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  Era  una piedra muy hermosa, blanca y reluciente . Cuando amaneció descubrió que estaba en un entorno oscuro, rodeado de grandes piedras negras, pero no le importó demasiado. Estaba feliz, dejándose acariciar por las olas del mar cuando escuchó a su espalda: - ¿Qué hace esa aquí? La piedra blanca se volvió y vio allí una gran piedra negra que la miraba muy enfadada. - ¿Se puede saber qué haces en nuestra isla? Aquí no hay lugar para piedras como tu. - Le espetó. - ¿Acaso no lo ves? - Le dijo señalando a su alrededor. Y observó como todas las demás piedras asentían y la miraban con cara de pocos amigos. - ¿Qué os molesta que esté aquí? - dijo, con valor, -  No os he hecho mal a ninguna. - ¡No te queremos aquí! ¿Es que no lo entiendes? ¡Fuera! - gritaron, amenazándola. Cerca de allí el volcán de la ísla, que estaba presenciando todo, bramó con fuerza: - ¡Yo soy vuestro padre!  ¡Jamás os he enseñado eso! - ¿Acaso pensáis que por ser de diferente color no siente como vosotras? - continuó

LA CIGUEÑA MARÍA

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  Érase una vez una joven pero valiente cigüeña que, pese a su juventud, se aventuró a emprender un largo viaje y cumplir con su primera tarea,  llevar a una preciosa niña a los brazos de su mamá . Preparó todo para tan atrevida aventura, y una mañana empezó un largo camino desde los cálidos vientos del sur hacia los fríos de las estepas rusas.  Vivió toda clase de aventuras , le sorprendieron tormentas, nieves e incluso un feroz ataque de una águila que, confundida, no llegó a comprender la hermosa labor que había comenzado la joven cigüeña. Pese a todo, y ya malherida y tiritando de frío, vio las heladas aguas del río Volga, y en vertiginoso descenso, puso a la niña en el dulce regazo de un moisés que pese a su humildad, sería un cálido lugar donde mecerla y dejarla a los cuidados de su mamá. Tras un breve descanso, y sintiéndose en una tierra extraña,  emprendió el largo viaje de vuelta hacia su hogar , una antigua torre donde en un hermoso nido le esperaba su familia, la que se sen